En el corazón de los Andes sanjuaninos, una gigantesca antena blanca mira al cielo. Es el CART , el Complejo Argentino-Chino de Radioastronomía , un proyecto concebido hace casi una década como símbolo de cooperación científica entre Buenos Aires y Beijing, y que hoy se encuentra en el centro de una tormenta diplomática. Lo que alguna vez fue celebrado como un hito tecnológico —y una política de Estado que superó la grieta—, se transformó en un nuevo campo de disputa en la competencia entre China y Estados Unidos , con Argentina, una vez más, en el incómodo lugar de rehén de esa rivalidad.

El CART comenzó a construirse en 2016, impulsado por la Universidad Nacional de San Juan , el Conicet , el gobierno provincial y la Academia China de Ciencias . El esquema fue claro: China a

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