Nada de lo que usted lea a continuación será una novedad. Debo aclarar, estoy obligado a hacerlo, que el texto que sigue fue escrito con la intención de explicarles a mis hijas, que emigraron en busca de oxígeno y realización, las razones de por qué ellas están “allá” a punto de votar y yo acá, tratando de describir un panorama que parece distópico; un panorama que derivó de la búsqueda desesperada de una sociedad sumida en el hartazgo.

Valga el paisaje político que sigue de elemental radiografía en vísperas de decisiones tan importantes.

Hace casi dos años hubo un presidente que llegó con la motosierra ideológica, prometiendo liberar al país de las cadenas del Estado, de la negligencia y de la corrupción. Mientras blandía la sierra de su motosierra, la gente se quedó sin pan, sin bolsil

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