La guerra en Gaza ha devastado tres cuartas partes de la Franja, según informes de las Naciones Unidas. Se estima que se deben retirar 61 millones de toneladas de escombros, un proceso que podría tardar décadas. La situación es crítica, especialmente en el sur, donde las ciudades de Rafah y Jan Yunis han sido las más afectadas, acumulando hasta ocho millones de toneladas de escombros en los últimos meses.

Al menos un millón y medio de personas en Gaza requieren asistencia de emergencia. Muchos palestinos que intentan regresar a sus hogares se encuentran con ruinas y enfrentan dificultades para acceder a alimentos y agua. La destrucción de infraestructuras es alarmante, especialmente con la llegada del invierno, ya que los ciudadanos necesitan refugios adecuados. La UNRWA ha señalado que los materiales de refugio y suministros de invierno están almacenados en Jordania y Egipto, pero no pueden ingresar a Gaza. La agencia ha enfatizado la necesidad de restablecer el acceso humanitario para poder ayudar a las familias desplazadas.

La educación también ha sufrido un duro golpe, con más de 660.000 niños y niñas que desean regresar a la escuela, incluso si es en tiendas de campaña. Además, la presencia de municiones no detonadas representa un grave riesgo para la población. Hasta ahora, la ONU ha registrado 560 de estos artefactos, lo que complica aún más la recuperación del enclave.

Anna Simonson, responsable de programas del Servicio de Naciones Unidas de Acción Contra Minas (UNMAS), ha declarado que se necesita un "acceso humanitario sin obstáculos a Gaza" para evaluar la situación y adaptar la respuesta. "Para poder eliminar por completo las amenazas de explosivos en Gaza, necesitamos el permiso de las autoridades israelíes para traer el equipo necesario para la desactivación de artefactos explosivos", ha subrayado. La situación en Gaza sigue siendo crítica y requiere atención urgente de la comunidad internacional.