Se amontonan los cables y las máquinas en torno a un Real Zaragoza con aspecto de caso perdido. El equipo aragonés se ha instalado en la unidad de cuidados intensivos, donde su estado es crítico. Las constantes vitales con cada vez más débiles y el paciente lleva tiempo con respiración asistida sin que existan demasiadas esperanzas en que salga de esta, pero ahí sigue, peleando por su vida.

En busca de cura para ese mal se ha recurrido a un galeno nuevo, el tercero que asume los cuidados del ilustre paciente. Rubén Sellés es la esperanza ahora para encontrar remedio, si es que lo hay. Cada vez con menos tiempo y fe, el Zaragoza afronta esta tarde el primer día del resto de su vida, con la esperanza en que sus días no estén contados.

El partido en tierras asturianas supone un ver para

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