Hace más de dos décadas, filmado bajo la dirección de Roland Emmerich, el largometraje The Day After Tomorrow (2004) planteaba un escenario espectacular y aterrador. En la película, el paleoclimatólogo Jack Hall (interpretado por Dennis Quaid) descubre que el derretimiento de los hielos antárticos está alterando la circulación del Atlántico Norte, lo que desencadena eventos climáticos extremos, tsunamis, tornados, una congelación súbita de ciudades como Nueva York y, en última instancia, el inicio de una nueva era glacial.

La película funciona como una metáfora: estar frente a riesgos previsibles, al avance de una crisis sistémica y a la imposibilidad de mantenerse como observador cuando se entra en la tormenta. Ese horizonte cinematográfico, concebido como fábula de catástrofe ambiental,

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