Hay voces que permanecen como el aroma de los tamales en la mañana o el toque de salsa de tomate, comino y sal que transforma un plato en algo memorable. A cien años de su nacimiento, Celia Cruz, la Reina de la Salsa, sigue siendo el ingrediente irremplazable en la receta de nuestra identidad latina.
Ella no solo cantaba: cocinaba con palabras, mezclaba metáforas como quien prepara un sofrito y servía el alma en cada acorde. Su famoso grito, “¡Azúcar!”, nació cuando un camarero en Miami le preguntó si quería endulzar su café. Tan dulce como el melao, respondió: sí, con un "¡Azúcar!" tan rotundo que se convirtió en su sello, en ese dulzor que equilibra lo agrio de la nostalgia del exilio.
Entre sus canciones se sirve un banquete de sabores: Salsa de tomate, La sopita en botella, El pescad

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