Da igual a quién se pregunte. Si no es del Gobierno, del PSOE o de Sumar, prácticamente cualquier diputado reconocerá que la legislatura se encuentra en una suerte de punto muerto. El Congreso de los Diputados apenas es capaz de aprobar leyes por los intereses cruzados de los socios de Pedro Sánchez y cada votación parlamentaria se convierte en un maratón cuesta arriba. Cunde la sensación de que todo depende de partidos como Junts o Podemos, que además se han enrocado en una postura estratégica de intentar desmarcarse constantemente del propio Gobierno.

Muestra de esa parálisis es que la Cámara Baja apenas celebra ya plenos los jueves, el día que tradicionalmente quedaba reservado para debatir las iniciativas que parten del Ejecutivo. Como Moncloa no sabe si los socios se las van a tumb

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