Durante muchos años, María Cumpa convivió con la fragilidad de un corazón que había sido operado en tres ocasiones. A lo largo de ese proceso, los médicos reemplazaron sus válvulas aórtica , mitral y tricuspídea, cada una dejando huellas físicas y emocionales. Sin embargo, con el paso del tiempo, una de estas válvulas volvió a fallar. Su salud comenzó a deteriorarse y, a sus 55 años, una cuarta cirugía a corazón abierto representaba un riesgo demasiado alto para su vida.
En medio del temor y la esperanza, un equipo de especialistas del Instituto Nacional Cardiovascular (INCOR) del Seguro Social de Salud (EsSalud) propuso una alternativa que parecía imposible: reparar el corazón sin volver a abrir el pecho. Fue así como se decidió aplicar una técnica mínimamente invasiva que ho

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