El aceite de orégano, extraído de las hojas de la planta Origanum vulgare, ha ganado popularidad no solo por su uso culinario, sino también por sus múltiples beneficios para la salud. Esta hierba, originaria del Mediterráneo, se ha utilizado desde la antigüedad para tratar diversas dolencias. Su extracción industrial se realiza mediante destilación al vapor, lo que resulta en un producto altamente concentrado. Sin embargo, también se puede preparar en casa, aunque su efectividad será menor.
Entre sus propiedades más destacadas se encuentran las acciones antimicrobianas, antifúngicas y antiinflamatorias. Estas características hacen que el aceite de orégano sea útil en una variedad de situaciones. Por ejemplo, se ha demostrado que favorece la salud respiratoria al combatir bacterias resistentes a antibióticos, como Acinetobacter baumannii y Klebsiella pneumoniae, que pueden causar neumonía. Además, sus propiedades antivirales pueden ayudar a aliviar síntomas de resfriados y bronquitis.
El aceite de orégano también es conocido por su capacidad para combatir hongos. Expertos sugieren que puede ser efectivo contra especies como Cándida albicans y Aspergillus niger, que son responsables de diversas infecciones. Asimismo, se ha observado que contribuye a la salud gastrointestinal, aliviando síntomas de enfermedades intestinales y ayudando en casos de gastritis y úlceras.
Otro beneficio notable es su potencial para reducir el riesgo de diabetes. Gracias a sus compuestos fenólicos, el aceite de orégano combate el estrés oxidativo y la inflamación crónica, factores que pueden aumentar la resistencia a la insulina. Además, se ha encontrado que ayuda en la cicatrización de heridas y en el alivio de diferentes tipos de dolor, gracias a sus propiedades analgésicas y antiinflamatorias.
El aceite de orégano también puede mejorar la salud urinaria al combatir bacterias como Escherichia coli, que causan infecciones urinarias. Además, se ha sugerido que fortalece el sistema inmunológico, ayudando al cuerpo a combatir patógenos gracias a sus propiedades antimicrobianas y antivirales.
Por último, se ha asociado el aceite de orégano con la reducción del riesgo de cáncer, debido a su capacidad antioxidante, y con la mejora de la circulación sanguínea, gracias a su efecto vasodilatador.
Para utilizar el aceite de orégano, es importante diluirlo antes de su aplicación, ya que su concentración puede causar irritaciones. Se puede ingerir diluyendo de una a tres gotas en agua o aceite comestible, o aplicarlo tópicamente en combinación con un aceite portador. Sin embargo, se recomienda precaución y consultar a un profesional de la salud antes de comenzar cualquier tratamiento con este aceite.

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