Guadalajara no necesita choques para colapsar. En avenidas como López Mateos, Lázaro Cárdenas, Periférico o Prolongación Vallarta, bastan una distracción en el celular, un cambio de carril intempestivo y hasta cunetas para generar un embotellamiento que se extiende por kilómetros. Este fenómeno, identificado por especialistas como “efecto acordeón”, retrata un problema más profundo que la infraestructura: la falta de una cultura vial.
La Policía Vial reconoce que López Mateos es la vía más conflictiva de la ciudad, con más de 350 mil vehículos diarios. En horas pico, trayectos que podrían realizarse en media hora se prolongan hasta una hora y media. Y aunque el Gobierno de Jalisco implementó operativos y obras para agilizar la circulación, los resultados se ven limitados por el com

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