Cada gol del Málaga CF al Andorra quitaba una piedra de la mochila. De la de Sergio Pellicer , siempre en el punto de mira. De la de David Larrubia, que ansiaba tanto ese gol que lloró celebrándolo. También liberó a J ulen Lobete y Eneko Jauregi , faltos de estadísticas y tangibles. Y liberó al bloque, que cuajó un partido serio y coral. Fue bueno con 11 en el campo y fue mejor con 10 durante prácticamente toda la segunda mitad. Mucho futbolista sobresaliente.

Toca normalizar que el fútbol es esto. Un día goleas y a tu rival se lo come la madera. Otro día eres tú el plato principal del menú. Es lo que más falta le hace a este Málaga, como equipo y como club. No se puede vivir en el incendio constante.

Pellicer se imaginó un partido mucho antes de que el balón echase a rodar, de

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