Toronto es una ciudad que suele esconder el temblor bajo el asfalto. Espíritu victoriano: educada, ponderada, contenida. Pero eso cambia con el beisbol, y más cuando llega octubre. La ciudad se pone patas arriba, adopta otra lógica: no respeta cortesías, exige corazones expuestos. Toronto es fuego, explosión, batazos, pólvora —pero el sábado, Yoshinobu Yamamoto la convirtió en incienso–.
En el segundo juego del Clásico de Otoño todo cambió en el Rogers Centre. Yamamoto dejó algo muy claro: él no vino a participar en la Serie Mundial. Él vino a imponerla.
Cuando cayó el ultimo out, Max Muncy no celebró. No gritó. No lanzó la pelota al cielo. Caminó hacia el montículo, despacio, como quien presenta una ofrenda. Le entregó la bola a Yamamoto en la mano, sin palabras.
El japonés solo inclin

El Emergente![QUIETO EN PRIMERA. La noche en que Yamamoto endulzó la pólvora [VIDEO]](https://static.novanewsapp.com/news_info/image/2025/9/27872ca7933046bc9268c980181ba381.jpg)

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