Junto al vendaval de descalabros naturales padecemos otro infortunio, la inmoral impunidad y el contubernio del crimen con las más altas autoridades políticas mexicanas, la historia de esta cohabitación en nuestro País tiene antecedentes, episodios que se debaten entre la descomposición, la impunidad y el cinismo.

Desde la cúspide del periodo priista y urgido por su subsistencia, se apremió a Miguel de la Madrid a acuñar un lema de campaña que buscaba distanciarse de aquella juerga populista: “La renovación moral de la sociedad”. Enunciado discutible y acorde a una época en la cual las palabras importaban.

Fiel a su formación creó la Secretaría de la Contraloría, no fue suficiente pero fue el inicio de una larga preocupación por contener y castigar los actos de corrupción. Con el advenim

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