Nadie en la tribuna se atrevía a respirar. Hasta que “no vamos a dejar que se nos escape esto” , dijo Dylan Harper en el banquillo, con la voz firme, los ojos clavados en la cancha. En los siguientes 98 segundos, anotó siete puntos consecutivos: un lanzamiento desde la línea de tres, un despeje en transición, y un floater imposible sobre dos defensores. El público se levantó sin darse cuenta.
En el otro extremo, Victor Wembanyama no solo cerró la puerta —la cerró, la selló y la enterró. Con 31 puntos, 14 rebotes y seis bloqueos , el francés se convirtió en la sombra que perseguía a cada intento de Brooklyn. Uno de sus tapones, en el último minuto, fue tan contundente que el balón rebotó en la cabina de prensa. Nadie lo grabó. Pero todos lo recordarán.
Mientras tanto, en el otro l

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