Pasaron más de ocho meses desde aquella tórrida siesta del 22 de febrero pasado cuando, en el ladrillal de Ballesteros Sud al sudeste de la provincia de Córdoba, el pequeño Lian Gael Flores Soraire (3) desapareció mientras sus padres dormían junto con sus otros hijos.

Jamás se volvió a ver al niño, a pesar del despliegue de casi todas las fuerzas de seguridad del Estado, incluido el Ejército.

Las fotos con su rostro continúan interpelando a la ciudadanía en las camionetas de la Policía, en algunas dependencias oficiales y en las redes sociales.

Todavía sigue vigente la recompensa de $ 20 millones para quienes aporten datos fehacientes sobre su paradero.

A pesar de los esfuerzos, los padres siguen sin saber qué pasó.

Se preguntan a viva voz adónde se llevaron a su pequeño hijo cordobés

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