El campo de Chipiona no ha pasado un buen año. Las torrenciales lluvias de la pasada primavera anegaron gran parte de las hectáreas dedicadas a la producción. Al final del mes de marzo, el COAG —Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos— cifró en más de un 35% las pérdidas en la producción . Sin embargo, la flor cortada, santo y seña del campo chipionero, aguantó el temporal, nunca mejor dicho, pudiendo abastecer en tiempo récord la demanda para una temporada clave como la Semana Santa y demás fiestas de primavera. No es poca cosa, pues gran parte de la flor que se consume en todo el país viene cortada de los campos de la Costa Noroeste gaditana , unas tierras que han estado abandonadas y silenciadas para las distintas administraciones.
La catástrofe del pasado mes de

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