La decisión de Junts de romper amarras con el Gobierno del PSOE estaba ya tomada desde hace tiempo y es una mala noticia para Pedro Sánchez, pero también lo es para Carles Puigdemont. El líder de Junts tiene razón cuando dice que muchos de los acuerdos alcanzados con el Gobierno no se han cumplido, aunque obvia que no todos han sido por capricho del Ejecutivo. Así, Podemos frenó el traspaso de las competencias de inmigración a la Generalitat, algunos gobiernos europeos no respaldaron la oficialidad del catalán –con la importante influencia del PP– y los jueces del Supremo presentaron recursos para que no se pudiera aplicar la ley de Amnistía.

Si era ya discutible que Sánchez pudiera seguir gobernando sin aprobar los presupuestos, ahora la decisión de Junts de pasar a la oposición reabre

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