Muy cortos. Los compromisos climáticos (NDC) presentados ante la ONU por los países firmantes del Acuerdo de París rebajarían sus emisiones conjuntas de gases de efecto invernadero para 2035, en el mejor escenario, un 24% respecto al nivel de 2019 cuando deberían llegar al 57%, según el análisis realizado por la ONU y conocido este martes.

Lo cierto es que el propio informe admite que tiene una “perspectiva limitada” porque las partes que conforman el acuerdo no han cumplido con el plazo para presentar sus planes NCD para ser evaluados. El trabajo analiza las aportaciones de 64 partes [estados] cuando deberían haber sido 197. Estos planes “cubren un 30% de las emisiones globales”, dice el trabajo.

Así las cosas, la “implementación completa de los planes” resultaría en una “reducción de entre el 18% y el 24% para el año 2035 respecto a 2019”. Los cálculos ya muy asentados por los científicos es que para conseguir atajar el calentamiento global del planeta en 1,5 °C para final del siglo, ese recorte de emisiones mundiales debe ser del 50% .

No queda ahí la cosa: el secretario ejecutivo de la Convención de la ONU para el Cambio Climático (UNFCCC), Simon Stiell, ha informado de que “hemos hecho algunos cálculos adicionales que incorporan anuncios como los de la Asamblea General”, como el que hizo China, y esos cálculos, aunque incompletos, dicen que “las emisiones globales caerían alrededor de un 10% en 2035”. Eso dejaría una brecha todavía más amplia.

El informe de la ONU trata de subrayar aspectos positivos al decir que “las partes, conjuntamente, están doblando la curva de sus emisiones, pero todavía no con la rapidez necesaria”. También destaca que “muestran una progresión en cuanto a calidad, credibilidad y cobertura económica”.

“Esta nueva generación de planes muestra un cambio radical”, califica el propio Stiell, pero no puede escapar al hecho de que solo un tercio de los países han hecho los deberes a tiempo.

El plazo establecido años antes para entregar los paquetes de medidas se cerraba el pasado 10 de febrero. En esa fecha, a penas diez planes habían sido enviados . Así que se amplió el periodo de entrega. La última prórroga expiró el 30 de septiembre . Los 64 NCD remitidos son los que han entrado en la evaluación escrita.

Las ausencias no son marginales. Faltan el plan de la Unión Europea que, incapaz de llegar a un acuerdo entre los estados, se vio obligada a emitir un inédito comunicado de intenciones , o el plan negro sobre blanco de China. Los asiáticos anunciaron por vídeo durante la Asamblea General de la ONU de septiembre pasado que pretenden rebajar sus emisiones de CO₂ entre un 7% y un 10% para 2035, pero el plan concreto no ha sido enviado, según el registro oficial.

A eso se le suma que uno de los países que sí ha mandado su plan es EEUU. Su NDC llegó cuando todavía estaba en la presidencia el demócrata Joe Biden. El nuevo presidente Donald Trump ya ha activado por segunda vez la salida de su país del Acuerdo de París, con lo que las medidas contempladas en el NDC (que marcaba el objetivo de reducción de emisiones en torno al 60% respecto a 2005) quedarán desactivadas.

Bosques y mares

La síntesis de la ONU ha querido destacar que “los países se han dado cuenta del papel fundamental que tienen los bosques para ser capaces de limitar el calentamiento global a 1,5 °C”, así como un “incremento significativo de acciones basadas en los océanos”, los grandes olvidados.

Respecto a los bosques, los NDC han incorporado más que nunca medidas para reducir la deforestación y la degradación, así como de reforestación, señala el informe. Los bosques deberían cobran de esta manera más importancia en la mitigación del cambio climático (al absorber CO₂ que no llega así a la atmósfera) además de contribuir a paliar la crisis de biodiversidad instalada en el planeta.

Esto choca con los últimos datos conocidos sobre deforestación global en el mundo. La revisión de la Forest Declaration ha indicado que la pérdida de bosques húmedos tropicales en 2024 casi fue el doble que un año antes. Y las emisiones asociadas a esa destrucción forestal saltaron en la misma medida: 3,1 gigatoneladas de gases, un 74% más que el promedio 2018-2020.

Visto todo el conjunto, el secretario ejecutivo Stiell admite que “aunque la dirección está mejorando cada año, tenemos una seria necesidad de mayor velocidad”.