A lo largo de estos meses, Trome recorrió el país para conocer a los ferreteros que edifican el progreso con sus propias manos. Así nació El Trome de la Construcción, una sección que cada martes llevó a las páginas de tu ‘diario papá’ —y también a su versión digital y redes sociales— las inspiradoras historias de valientes emprendedores que, con esfuerzo, perseverancia y mucha fe, levantaron sus negocios desde cero y hoy son orgullo de sus comunidades.

Uno de ellos es Leonardo, de Pachacámac, quien empezó a los 20 años sin experiencia ni referentes, pero con muchas ganas de salir adelante. “Gracias a Dios, con esto puedo darles mejor educación a mis hijos”, y reveló que el secreto detrás de sus ventas es la puntualidad.

En el Callao, don Luis nos contó que su primera ‘unidad de

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