El crecimiento urbano es uno de los fenómenos más evidentes del siglo XXI. Las ciudades continúan expandiéndose para albergar a millones de personas que buscan mejores oportunidades, acceso a servicios y calidad de vida. Sin embargo, este desarrollo también plantea grandes desafíos en materia ambiental y social. Alcanzar un equilibrio entre urbanización y sostenibilidad se ha convertido en una prioridad para gobiernos, desarrolladores y ciudadanos. En este contexto, los proyectos inmobiliarios que adoptan estándares como la representan un ejemplo claro de cómo la construcción moderna puede ser eficiente y respetuosa con el entorno.

El reto consiste en encontrar una forma de crecimiento urbano que no comprometa los recursos naturales ni la calidad de vida de las futuras generaciones. Esto

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