A las 9:15 del 30 de octubre de 2000, Armando Medina y el policía Jesús Escudero, chófer y escolta del juez del Tribunal Supremo (TS) José Francisco Querol apuraban un café en un bar de la madrileña avenida de Badajoz. Juntos acudieron al número 65 de la calle Torrelaguna a recoger al magistrado en el coche oficial. Ya con él dentro del vehículo, giraron a la derecha en dirección a la avenida de Badajoz. En el paso de cebra de la esquina, un brutal estallido impacta en el turismo, que sale despedido por encima de un autobús. Un coche-bomba, un Renault-19 rojo, acaba de hacer explosión. Querol, su chófer y el escolta mueren en el acto, como también Jesús Sánchez Martínez, conductor del autobús junto al que el vehículo queda tendido boca abajo.
Semanas antes de la acción criminal, a su hija

LA RAZÓN España

RadarOnline