Kitty Grutzmacher estuvo lidiando con problemas para oír durante una década, pero la situación empeoró en el último año. Incluso con sus audífonos, “oía poco o nada”, dijo.

“Evitaba salir en grupo. Dejé de jugar a las cartas, de ir a los estudios de la Biblia e incluso dejé de ir a la iglesia”.

Su audiólogo no pudo darle una solución a Grutzmacher, enfermera jubilada de Elgin, Illinois. Pero ella misma encontró el programa de implantes cocleares de la Universidad Northwestern.

Allí, Krystine Mullins, audióloga que evalúa la audición de los pacientes y los asesora sobre sus opciones, le explicó que usualmente implantar de manera quirúrgica este dispositivo electrónico solía mejorar de manera sustancial la capacidad del paciente para entender las palabras.

“Nunca lo había pensado”, dijo

See Full Page