Escrito con lo único que había, barro, en la puerta de uno de los 31 apartamentos del Centro de día de Picanya . Ahí estaba el mensaje. Era imposible leerlo sin sentir un pinchazo dentro, sin preguntarse quién era esa madre a la que decían adiós , quiénes esos hijos que le pedían perdón por llegar tarde. Todo aquel que pasó por delante en los primeros días de la catástrofe le hacía foto y lo compartía en redes. Se hicieron directos en televisión con el mensaje de fondo. Pronto se hizo viral, pero ni rastro de su autor. Y decidimos buscarlo para contar su historia.
Casi un año después, gracias a una vecina de Picanya que se unió a nuestra búsqueda, en un grupo de vecinos de Facebook por fin apareció . Mandó otro mensaje.
Entonces supimos que ese hijo era Jose, que estampó sus manos

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