Algo más de doscientas personas se concentraron en las entradas naturales al recinto blindado de la Ciudad de las Artes y las Ciencias . Especialmente, en el acceso a un aparcamiento, donde si no una multitud, sí un grupo de diferente procedencia, a caballo entre los indignados y los curiosos , que esperaban ver a las autoridades acceder. Cosa imposible porque entraron por el acceso directo a la galería interior y porque, en cualquier caso, las lunas tintadas hacían imposible reconocer a nadie en los asientos traseros. Y nada habría pasado porque la Policía Nacional blindó el acceso. Permisivos mientras la gente contemplaba simplemente curiosa y ordenando el repliegue cuando los ánimos se caldearon.

Que no fue más que cuando un "activista", "me llamo Eduard Mediterrani y en redes soy

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