Estados Unidos anticipó la capitulación inmediata cuando levantó un muro arancelario frente a la principal potencia exportadora del mundo. Semanas después, Donald Trump pedía tablas . Le había bastado a Pekín cerrarle el grifo de las tierras raras para acercar a varias industrias estadounidenses al precipicio. En esos minerales se han empleado a fondo ambas potencias desde entonces: China , en preservar su monopolio ; Estados Unidos, en romperlo. Por más que se esfuerce Trump, China seguirá contando con el as de bastos. Una década al menos , probablemente más.

"En un año tendremos tantas tierras raras que no sabremos qué hacer con ellas", se felicitó Trump el pasado 21 de octubre. Acababa de firmar un acuerdo multimillonario con Australia , un socio fiable, para la extracci

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