Llega la festividad de Todos los Santos y, con ella, el inconfundible aroma de los dulces más tradicionales de estas fechas: los buñuelos de viento y los huesos de santo . En muchos hogares, el primero de noviembre no solo se celebra con flores y recuerdos, sino también con el calor de la cocina, donde la tradición se mezcla con el azúcar y la almendra.

Cada dulce que se prepara en esta fecha es mucho más que una receta: es un gesto de memoria. Los huesos de santo y los buñuelos de viento nos conectan con generaciones pasadas, con esas manos que amasaban y freían al calor del hogar.

Así, entre aromas de almendra, limón y aceite caliente, la festividad de Todos los Santos sigue viva: en las mesas, en los sabores y en la dulzura de recordar. Elaborarlos en casa puede parecer un a

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