El violento operativo contra el Comando Vermelho que dejó un saldo de más de 120 muertos en Río de Janeiro , pago chico de Jair Bolsonaro , es algo más que un episodio policial. Es un hecho con profundas implicancias en todo el continente, íntimamente entroncado en las crisis concéntricas que definen el paisaje de esta década. El narco, con su estela de muerte, es una más de las corporaciones que crecieron y se volvieron incontrolables al calor del neoliberalismo, de una forma no muy distinta que otras dedicadas a negocios con mejor cobertura legal, y simultáneamente es la excusa que utiliza ese mismo neoliberalismo, en su versión fascista, para combatir la disidencia política a un plan de saqueo de recursos naturales y ocupación de posiciones estratégicas en el planisferio.

Cláudio

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