El secretario de Defensa de Estados Unidos, Pete Hegseth , anunció este miércoles que el Ejército estadounidense llevó a cabo un nuevo ataque contra una embarcación sospechosa de tráfico de drogas en el Pacífico oriental , siguiendo instrucciones directas del presidente Donald Trump .

Según el jefe del Pentágono, la acción —descrita como «un ataque cinético letal» — se dirigió contra una lancha identificada por los servicios de inteligencia como parte de una organización terrorista designada (DTO) . La operación terminó con la muerte de los cuatro hombres que se encontraban a bordo , sin que se registraran bajas estadounidenses.

En un mensaje publicado en la red X, Hegseth detalló que la nave «transitaba por una ruta conocida de narcotráfico internacional» y que estaba «transportando estupefacientes» . El ataque, añadió, se produjo en aguas internacionales .

La ofensiva de Trump contra el narcotráfico

Con este último bombardeo, Estados Unidos suma ya 14 ataques contra embarcaciones sospechosas de narcotráfico desde septiembre , según cifras del propio Departamento de Defensa. En total, 61 personas han muerto en estas operaciones y solo tres habrían sobrevivido , dos de las cuales fueron posteriormente repatriadas a sus países de origen .

Hegseth afirmó que «el hemisferio occidental ya no es un refugio seguro para los narco-terroristas que intentan envenenar a los estadounidenses» y aseguró que «el Departamento de Guerra seguirá cazándolos y eliminándolos dondequiera que operen» .

Sin embargo, el Pentágono no ha revelado las identidades de los fallecidos ni ha presentado pruebas materiales de la presencia de drogas a bordo de las embarcaciones atacadas , lo que ha generado un intenso debate político y jurídico en Washington.

Tensión creciente en el Caribe y el Pacífico

Las operaciones militares estadounidenses en el Pacífico y el Caribe forman parte de una ofensiva más amplia lanzada por la Casa Blanca a principios de septiembre , cuando Trump anunció una campaña para «erradicar las redes narco-terroristas que amenazan la seguridad de América» .

Desde entonces, buques de guerra, destructores y submarinos de la Marina estadounidense patrullan amplias zonas del Pacífico oriental y el mar Caribe, mientras aviones de vigilancia y drones armados apoyan las misiones desde el aire.

Washington sostiene que la operación busca golpear las rutas de tráfico que conectan Sudamérica con Estados Unidos , en especial aquellas vinculadas a carteles asociados con grupos venezolanos y centroamericanos .

Un balance que divide a Estados Unidos

Pese a las críticas, la administración Trump defiende los resultados de la campaña , que, según el Pentágono, ha logrado interrumpir importantes envíos de drogas hacia la costa oeste estadounidense .

Sin embargo, organizaciones de derechos humanos y juristas advierten que los ataques, al producirse sin supervisión judicial ni confirmación de objetivos civiles o militares , podrían vulnerar el derecho internacional humanitario .

Mientras tanto, el debate se intensifica en Washington . Para algunos, la estrategia de Trump es una demostración de fuerza frente al crimen organizado transnacional ; para otros, representa una peligrosa expansión del poder ejecutivo sin control legislativo .