El jueves pasado, en una sala de justicia de Marinette, Wisconsin, un juez cerró la puerta a otra oportunidad. La probation de Chelsea fue revocada. No fue por un solo error, sino por una cadena de caídas: tres arrestos en menos de cuatro meses entre septiembre y diciembre de 2024, cada uno más grave que el anterior. Posesión de metanfetamina. Saltarse la libertad condicional. Resistir a un oficial. Todo mientras era madre de cuatro niños pequeños —Skylar, Riley, Avery y Atlas— nacidos entre 2018 y 2023, cada uno con una historia que no eligió.

En marzo, tras aceptar culpabilidad en tres cargos felonía, recibió seis años de probation. La condición era clara: cero drogas, cero alcohol, cero contacto con quienes las suministran. Nada de armas. Nada de excusas. Pero el sistema, como tantas v

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