Pedro Sánchez se escapa de todas las trampas que le tiende el Partido Popular en la comisión del Senado, en la que el acelerado senador Miranda incluye también las alegaciones que hasta Aldama ha desmentido

“Esto es un circo”: el interrogatorio de Sánchez en el Senado, en diez vídeos

En uno de los combates dialécticos con Pedro Sánchez, el presidente de la comisión de investigación del Senado dio la frase que tanto temía el Partido Popular: “No va a discutir conmigo. El protagonista de hoy es usted”. No sabía él hasta qué punto tenía razón. El protagonista fue Sánchez y se lo pasó en grande. Pasó tantas veces de acusado a acusador que al final ya no llamaba la atención. El PP intentó ponerle nervioso y sacarlo de la zona cómoda en que se mueve un presidente. Sólo consiguió ruido y bronca. Y que Sánchez estrenara en público unas gafas para ver de cerca de aire un poco retro.

Eduard Pujol, senador de Junts, le llamó Houdini antes de interrogarle. Lo dijo en tono crítico, pero casi parecía un elogio por lo que se había visto hasta entonces y lo que estaba por verse. Sánchez se escapaba con facilidad de las trampas que le intentaban tender la senadora de UPN y el de Vox. No le habían cargado de cadenas ni le habían metido en un baúl asegurado con diez cerrojos. Huía con facilidad, porque los que hacían las preguntas se limitaban a copiar lo que han leído en titulares, algunos más cercanos al bulo que a la realidad.

Tan sobrado estaba el presidente que se permitió disparar a discreción hacia las filas del Partido Popular y en especial hacia Isabel Díaz Ayuso por los beneficios obtenidos por su hermano en su calidad de comisionista: “Qué diría el PP si mi hermano hubiera cobrado una comisión por un contrato directo de la Comunidad de Madrid en la pandemia. Recuerden que no pidieron cuentas a Ayuso sino a Casado, lo quitaron, y pusieron en su lugar al amigo del narco”.

También le metió un viaje a Rajoy: “A mí no me han repartido dinero en efectivo en cajas de puros”. Lo dijo basándose en el testimonio del tesorero Luis Bárcenas. Y unas cuantas referencias a la Gürtel del PP como 'jabs' que soltaba en el cuadrilátero para ir desgastando a sus rivales.

Al menos, Houdini no empezaba a repartir mandobles al público cuando salía del baúl.

Su objetivo era desprestigiar la comisión de investigación que montó el PP en el Senado con el fin de que hiciera de cámara de eco de todas las investigaciones judiciales relacionadas con Sánchez y el PSOE. Alberto Núñez Feijóo estuvo mucho tiempo dudando de si le convenía llamar a declarar a Sánchez. Año y medio. Lo hizo en el Congreso de forma que parecía un arranque de furia. Ya desde ese momento parecía una apuesta incierta.

El senador del PP Francisco Bernabé grabó un vídeo selfi cuando Sánchez entraba en la sala y comentó a la cámara: “El momento más esperado del año”. Son graciosos los parlamentarios que se hacen pasar por estrellas de TikTok. Pensaba que iba a asistir a una película de juicios con el fiscal acorralando y destruyendo al acusado. O al senador del PP gritando como loco: ¿ordenó usted el código rojo en beneficio de Ábalos y Cerdán? Pronto quedó claro que Bernabé y sus compañeros estaban alucinando.

Todo lo que tiene que ver con Ábalos, Cerdán y Koldo es un motivo de descrédito para Sánchez y el PSOE, y eso no ha cambiado. En muchas ocasiones, el presidente se limitaba a responder con un “no me consta”, una respuesta que siempre deja todo bajo un halo de imprecisión. En cualquier caso, la idea de que iba a autocriminarse a causa de la presión en una sesión que terminó durando unas cinco horas acabó siendo una quimera. El PP jugó a la lotería y no salió su número.

La estrategia del interrogador del PP –el senador Alejo Miranda– consistió en armar bronca desde el primer minuto. Lanzaba varias preguntas en una sola intervención. Cuando Sánchez empezaba a responder a la primera, y lo iba a hacer tomándose su tiempo, Miranda le exigía que se fijara en la última y que respondiera con un 'sí' o un 'no'. Esta es una costumbre propia del juego sucio que se ve a veces en televisión. Preguntas algo y el entrevistado responderá como crea oportuno. No eres un interrogador de la Gestapo que tiene aterrorizada a su víctima y que dirá lo que sea para que le dejen de pegar.

Sánchez ya había definido antes la comisión como “un circo” o una “comisión de difamación”. Con Miranda, fue más hiriente. El senador le interrumpía una y otra vez: “¿Se avergüenza de Koldo, Ábalos y Cerdán? ¿Sí o no?”. Buscaba desesperado el titular. “Ha habido un senador que ha dicho que esta es una comisión inquisitorial con Torquemada. Parece que ya lo tenemos”, le respondió. No era para tanto. Como mucho, Miranda sólo era un becario de la escuela de interrogatorios de Torquemada.

Miranda fue el alto cargo del Gobierno de Ayuso que dirigió la construcción del Hospital Zendal, del que se dijo que iba a costar 50 millones de euros y que terminó suponiendo una inversión de 200 millones. Para neutralizar cualquier ataque por un centro sanitario infrautilizado desde el primer día, se presentó como una persona que había enfermado gravemente de covid y que había estado internado en una UCI por ello. Se desconoce qué tenía que ver eso con los casos de corrupción que se investigan en los tribunales.

Esa primera intervención ayudó a entenderlo. Lo malo es que incluía una trampa para osos en la que cayó, y es extraño que no hubiera reparado antes en ello. Su frase dramática: “Me gustaría que cuando me mire se acuerde que mientras algunas personas agonizábamos en la UCI, sus compañeros de partido, sus compañeros del Peugeot, estaban intentando hacerse de oro a costa del sufrimiento de muchas personas”, dijo Miranda.

Es una frase muy parecida a la que utilizó Pablo Casado en una entrevista en la COPE contra la que fue la jefa de Miranda en la pandemia. “La cuestión es si es entendible que el 1 de abril, cuando morían en España 700 personas, se puede contratar con tu hermana y recibir 286.000 euros de beneficio por vender mascarillas”. Una vez que Casado fue finiquitado por las bravas, en el PP nunca se ha admitido que la conducta de Díaz Ayuso fuera reprobable. Evidentemente, Sánchez utilizó también esta frase. Como para no acordarse de ella.

Así que quizá el PP eligió a Miranda porque había pasado por la UCI. El efecto se agotó muy pronto. El senador utilizó varias de las alegaciones que ha hecho el comisionista imputado Víctor Aldama contra el PSOE. No de forma selectiva. Miranda lanzaba platos de espagueti sobre la pared confiando en que alguno de ellos quedara pegado.

Ahí cabía todo. Incluso algunas acusaciones que han sido desmentidas por el propio Aldama. Miranda recordó el bulo de las 40 maletas del avión de Delcy Rodríguez (Aldama lo negó con el argumento de que tanto peso hubiera impedido despegar al avión). También se refirió a “la reunión de San Petersburgo” para sugerir que Begoña Gómez estuvo implicada en la negociación sobre el rescate de Air Europa. Aldama negó que ese encuentro fuera relevante. Sólo fue un momento relajado de algunos españoles que asistían a la Asamblea de la OMT en el bar de la azotea de un hotel ruso, dijo.

En plena pelea de barro, Miranda acabó recalando en uno de los memes habituales en el PP. “¿Es Venezuela una dictadura? ¿Sí o no?”. La comisión había acabado convertida en una caricatura de los duelos parlamentarios que llevan años repitiéndose. No era “el momento más esperado del año” del que hablaba el senador Bernabé.

Unos días antes en el Congreso, Feijóo había vendido la piel del oso antes de cazarlo y se había gastado todo el dinero en una fiesta. Sánchez estaba hundido con independencia de lo que dijera: “Si miente irá al Juzgado, y si dice la verdad, también”. Otro error de la derecha al pensar que el presidente está más muerto que vivo. Luego lo ven levantarse tan pancho y no dan crédito. Lo que sucedió fue que Sánchez se volvió sonriendo a su casa. No habían conseguido intimidarlo ni le habían forzado a decir algo que no quisiera decir. En la estrategia de tierra quemada a la que acostumbra el PP, fueron los senadores del partido los que acabaron chamuscados y con la cara manchada por el humo.