En el primer día de la Creación, Dios dijo «hágase la luz» y la luz se hizo. El Apolo ha esperado un poco más después de la creación de su Frankenstein. Leo: «Somos la socialdemocracia que queda», dice Sánchez. «Se presenta como la nueva brújula de los valores progresistas». Y añade el Apolo: «Ahora nos toca a nosotros inspirar a otros, ser la luz en un tiempo oscuro». Él es la brújula que orienta al progresismo y además, la luz que nos ilumina en tiempos de tinieblas. De Franco se dijo que era el «Faro de Occidente» y, según Millán Astray, «el enviado de Dios». Carrero Blanco hizo mención a la lucecita que no nunca se apagaba en el despacho de El Pardo.

En esa línea va el Apolo, el relámpago que fue al Senado para iluminar las tinieblas y los plomos se fundieron por sobrecarga de tanta

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