Pareciera que los señalamientos más o menos estimulantes irrumpen en la desazón de las derrotas . Tiene sentido, pues en varios ámbitos de la vida, en el mejor de los casos, sucede de ese modo. Sin embargo, hace largos años las formas de conducir políticamente las derrotas (y sus señalamientos) se presentan conservadoras y bajo la lógica del cálculo concurrente o el posibilismo. La excepción fue 2009, cuando el peronismo había perdido las legislativas de ese año y su respuesta política fue movilizar y consolidar una base; situación que, entre otros factores, llevó a ganar las elecciones de 2011. En 2013, luego de otra derrota, prácticamente todos fueron reveses. El triunfo de 2019 merece un análisis en sí mismo que excede a esta nota .

Como en varios ámbitos de la vida, los análi

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