Después de que un investigador haya encontrado el original inédito de La colmena que Cela envió a la censura en 1946 , tal como ha revelado en exclusiva elDiario.es, la Fundación Camilo José Cela celebra el “importante hallazgo” y subraya que en la institución “todas estas noticias se reciben con alegría”. Así lo cuenta a este periódico su directora, Covadonga Rodríguez del Corral, quien celebra tener el “expediente completo” de la obra y contar ochenta años después con la “referencia de lo que opina el escritor sobre cómo ha sido censurada su novela o lo que pueden opinar los estudiosos al tener la realidad escrita”.

Rodríguez del Corral destaca que este descubrimiento es muy relevante “dentro de lo que es la gestación” de la obra y “desde el punto de vista del escritor”, aunque apunta que “no cambia la importancia” que ya tenía La colmena ni su “realidad histórica”: “Lo que cambia es el punto de vista de la investigación y, sobre todo, el punto de vista de la España de la posguerra, pues se va a tener un expediente completo de cómo pasó esa censura”.

Desde la Fundación Camino José Cela señalan que este hallazgo, que supone llegar a la versión original e inédita hasta ahora de lo que acabó siendo la obra cumbre del  Nobel , tal y como la redactó en 1945 para ser publicada, “completa definitivamente” un proceso que ya inició la hija del hispanista francés Nöel Salomon al donar en 2014 a la Biblioteca Nacional un manuscrito que Cela había legado a su padre. Con ese material, que todavía no contenía la novela completa, la Real Academia de la Lengua impulsó una edición especial de La colmena en 2016. Es ahora cuando se conocen las 100 páginas íntegras, sin saltos ni interrupciones del texto original de Cela, tal y como lo presentó a la censura a la vuelta de las navidades de 1946.

La copia en Francia que tampoco fue la versión original

Rodríguez del Corral explica a elDiario.es que en la Fundación custodian los manuscritos de las 14 novelas de Cela en el sentido de lo que el autor consideraba que eran sus manuscritos: desde la primera versión del autor escrita a pluma, que a veces es la única que existe, y, en otros casos como La colmena , hasta las copias mecanografiadas que Cela fraguaba con personas de su entorno. Esas copias a máquina se corregían encima y se iban reelaborando hasta que se llegaba a la versión definitiva que se envía a la imprenta y a las editoriales.

No obstante, la directora de la Fundación Camino José Cela constata que, con La colmena , entre el primer manuscrito y la segunda versión entendieron siempre que faltaba algo. “Ni siquiera los grandes estudiosos de la obra de Camilo José Cela, como pudieron ser Fernando Ugarte o Adolfo Sotelo de la Universidad de Barcelona, llegaban a entenderlo”, afirma Covadonga Rodríguez del Corral. Cuando aparecieron las hojas del manuscrito de Nöel Salomon, consideraron que era el “eslabón que faltaba en la historia de La Colmena ”.

Esas partes de la obra de Cela motivaron un “salto cualitativo en el mundo de la investigación”, según indica Rodríguez del Corral, puesto que se aprecian connotaciones sexuales y tachaduras de párrafos grandes que hacen que se diera un relevante “estudio preliminar sobre la importancia de ese manuscrito”. “No tiene nada que ver con La colmena final. La censura fue tan cruel que prácticamente se tuvo que reescribir la novela”, agrega la directora, que explica que “fue un problema” que algo tan importante como la copia presentada a la censura apareciera en Francia y no estuviera en la Fundación, donde se guarda toda la obra de su vida.

El material original aparece 80 años después

Ahora, todo cambia con la aparición del material original que incluye unas notas del propio Cela a modo de prólogo y recomendaciones de autores de la época, como Dámaso Alonso, Pío Baroja o Leopoldo Panero. La novela la componen un total de 100 páginas que, en realidad, fueron 98 porque, en el folio 83, Cela apunta en el margen de arriba a la derecha que corresponde a las páginas 83, 84 y 85. El régimen tachó muchas más, pero 28 las pone como ejemplo de una obra que es “fracamente inmoral y a veces resulta pornográfica y en ocasiones irreverente”. Es más de la cuarta parte del texto original que sirvió como base a la obra cumbre de Camilo José Cela, quien 44 años después del diagnóstico de la censura, recibiría el Nobel de Literatura.

La obra aparece gracias a un investigador que no la estaba buscando y que la descubrió dentro de una caja equivocada en el Archivo General de la Administración en Alcalá de Henares. El profesor de Literatura Contemporánea Álex Alonso que estaba buscando ejemplos de censura entre 1950 y 1954 para compararla con la que se aplicó a Ignacio Aldecoa, el autor que estaba estudiando.

A lo largo de las 98 hojas que permanecen en el archivo de Alcalá lucen enormes tachones del lápiz rojo de la censura que van a más a partir del primer tercio de la novela en todo aquello que podía ofender a la moral católica y a lo que la dictadura consideraba buenas costumbres. Las frecuentes alusiones en la trama a cuestiones sexuales y aquellas, más esporádicas, que pudieran interpretarse como críticas a la iglesia, fueron desechadas por el censor hasta llegar a su conclusión: prohibida por atacar el dogma y la moral, aunque no a las instituciones del régimen.