 
Cada día pasan sobre nuestras cabezas miles de objetos que viajan a velocidades imposibles de imaginar . Satélites, globos de investigación, fragmentos espaciales y piezas de tecnología que recorren el aire como si el cielo fuera una segunda superficie de tránsito. La probabilidad de que alguno caiga y golpee a una persona es mínima, pero existe . Vivimos ajenos a esa posibilidad, confiando en que el espacio que separa la atmósfera del suelo mantenga su silencio. Esa distancia, sin embargo, se redujo de golpe para una vecina de Texas , y el resultado acabó formando parte de una misión de la NASA .
El equipo formaba parte de un proyecto para estudiar el universo desde gran altitud
Ann Walter observó cómo un artefacto descendía con un enorme paracaídas sobre el campo de trigo de su vecino en Edmonson, una pequeña localidad del oeste de Texas. La escena ocurrió una mañana tranquila, según contó a la agencia Associated Press . El objeto, del tamaño de un todoterreno, llevaba logotipos de la NASA tanto en su estructura como en las lonas que lo sostenían. “ Fue aterrador ver cómo se acercaba al suelo tan rápido ”, dijo.
Los técnicos de la Columbia Scientific Balloon Facility confirmaron poco después que se trataba de un equipo de investigación lanzado desde Fort Sumner, en Nuevo México. Su función era recoger datos sobre estrellas, galaxias y agujeros negros mediante telescopios instalados en un globo de gran altitud. Estos vuelos suelen alcanzar unos 32 kilómetros sobre la superficie terrestre y se utilizan para realizar experimentos atmosféricos y astronómicos sin tripulación.
Walter, sorprendida por la magnitud del aparato, llamó primero a la oficina del sheriff del condado de Hale . Allí le informaron de que la agencia espacial estaba buscando un dispositivo extraviado. El propio sheriff, David Cochran , explicó después que la NASA había contactado con ellos la semana anterior para localizar el equipo. La mujer recibió una llamada del centro científico en la que le confirmaron el origen del objeto y le pidieron que permaneciera cerca de la zona hasta que llegaran los técnicos.
El accidente coincidió con un momento delicado para la agencia, afectada por la paralización temporal de varias dependencias del gobierno estadounidense . Esa circunstancia redujo la actividad pública del centro de lanzamiento, aunque la recuperación se organizó sin demora. Los investigadores llegaron al día siguiente con un camión y un remolque para recoger el material.
El plan de vuelo que figuraba en la página del centro mostraba una trayectoria de descenso justo sobre el área en la que la vecina vio caer el objeto. Las autoridades locales confirmaron que la información coincidía con la posición de aterrizaje. La pieza formaba parte de una misión que debía haber concluido a cientos de kilómetros de allí .
La familia documentó la llegada del globo y colaboró con el equipo de rescate
Antes de la llegada del equipo de recuperación, Walter y su familia grabaron vídeos y tomaron fotografías del artefacto . En las imágenes se apreciaban las cuerdas del paracaídas extendidas sobre el campo y el cuerpo metálico semienterrado en el terreno. “Era enorme, probablemente un paracaídas de unos nueve metros”, afirmó. La mujer se mostró sorprendida por la magnitud del dispositivo y por la rapidez con la que se resolvió el incidente.
El día acabó sin daños y con la satisfacción de haber colaborado en una operación científica singular . Walter aseguró que le resultó una experiencia peculiar por su cercanía con una misión espacial y por haber sido testigo de un episodio tan inusual en su propio terreno.

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