Durante décadas, los astrónomos se han enfrentado a un desafío frustrante al intentar comprender cómo nacen las estrellas en nuestra galaxia . Se sabe que la mayoría se forman dentro de nubes frías de hidrógeno molecular, pero este tipo de gas resulta casi imposible de observar : no emite luz detectable con facilidad por los telescopios.

Para rastrear esas “cunas estelares”, los investigadores han dependido del monóxido de carbono (CO) como molécula trazadora. Donde se detecta CO, suelen encontrarse nubes moleculares . Sin embargo, este método tiene una gran limitación: una fracción considerable del gas que da origen a nuevas estrellas no emite señales de CO, permaneciendo completamente oculta.

Ese material invisible, bautizado “gas molecular oscuro en CO” , representa una brecha

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