El consumidor interesado sabe que lo más importante no es el vino , sino la sumatoria de todo lo que rodea al momento del disfrute de ese vino; la copa , la compañía , el ambiente y la comida , son también importantes. Pero hay un aspecto que permite apreciar más y mejor los vinos; la temperatura . Y si bien no es muy difícil lograrla, muchos descuidan ese pequeño gran detalle a la hora de descorchar y servir.

Servir el vino a la temperatura adecuada es fundamental para garantizar el disfrute de cada botella , sin que ello implique una ciencia lograrlo. Y si bien nadie tiene un termómetro a mano, todos tienen manos (para tocar las botellas) y sentido común (para sentir si están atemperadas). A grandes rasgos, siempre el vino espumoso se sirve bien frío, como sale de la hel

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