Apuntamos con certeza y admitimos que, desde siempre, la humanidad ha reconocido y valorado a la Educación como una necesidad intrínseca y natural de los seres humanos.

Ha quedado explícito como un hecho legítimo -en todos los escenarios no necesariamente escolares- que la Educación constituye un idóneo fenómeno subjetivo y social que se posibilita únicamente entre humanos; ¿saben por qué?, porque el resto de los animales se adiestran, es decir, responden y se hacen sumisos a los designios de la diestra de alguien. Los animales dan sus manifestaciones instintivas por su propia supervivencia.

Prestemos atención, que estamos planteando, determinante y esencialmente, a la Educación en base a sus tres componentes constituyentes: El factor instruccional (contenidos curriculares, programáticos

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