El ciclismo español vuelve a enfrentarse a un escándalo que golpea con fuerza a una de sus figuras emergentes. La Unión Ciclista Internacional (UCI) anunció esta semana la suspensión provisional de Oier Lazkano por “anomalías altamente probables de proceder de un método o sustancia prohibida” detectadas en su pasaporte biológico . La noticia ha causado un terremoto en el pelotón, no solo por la gravedad del caso, sino por el perfil del implicado: un campeón de España en ruta, que hasta abril militaba en el Movistar Team y este año había fichado por Red Bull-BORA-hansgrohe .

¿Qué es el pasaporte biológico y por qué se considera una prueba?

El pasaporte biológico es una herramienta antidopaje implantada por la UCI y la Agencia Mundial Antidopaje (AMA) en 2008. A diferencia de los controles tradicionales, que buscan sustancias específicas, este sistema monitoriza durante años los parámetros hematológicos y endocrinos del deportista para detectar variaciones anómalas en su perfil fisiológico .

Cuando esos valores se desvían significativamente de lo esperado y no hay justificación médica plausible , se activa un proceso de investigación. El caso de Lazkano no parte de un positivo convencional, sino de un análisis de su historial biológico desde 2020 hasta 2024 , periodo en el que compitió con el Movistar Team.

La evaluación: una conclusión casi definitiva

Según el panel de tres expertos que evaluó los datos, los resultados recogidos son incompatibles con el rendimiento natural de un atleta . La conclusión del informe es contundente: “Es altamente probable que se haya utilizado una sustancia o método prohibido, y poco probable que los datos sean fruto de otra causa” .

Esta interpretación, similar a la que en su día derivó en la sanción de Franco Pellizotti en 2010 , no necesita un positivo en un control para acarrear castigo. Basta con que el patrón hematológico refleje una alteración sin causa justificable.

La respuesta del Movistar y el futuro inmediato

El Movistar Team, donde Lazkano compitió entre 2022 y 2024, reaccionó con rapidez a la noticia. En un comunicado oficial, subrayó que durante su etapa en el equipo, el corredor “nunca dio positivo en ningún control” , ya fuera de organismos nacionales, internacionales o internos. Añadieron que, por tanto, “era materialmente imposible conocer o intuir ninguna anomalía” durante su contrato.

Sin embargo, la evidencia del pasaporte biológico puede ser suficiente para que se imponga una sanción de entre dos y cuatro años , si el corredor no logra justificar las irregularidades detectadas. Lazkano, de momento, ha sido apartado de la competición de manera inmediata por su actual equipo, Red Bull-BORA, a la espera de la resolución del caso.

Un proceso lento y con muchas incógnitas

Lazkano tiene derecho a presentar alegaciones ante la UCI y la Agencia Internacional de Controles (ITA), que evaluarán si hay razones médicas o explicaciones convincentes que respalden los cambios en sus valores. Pero incluso si logra evitar una sanción definitiva, su reputación queda ya marcada por un caso que recuerda al pasado más oscuro del ciclismo.

Su última carrera fue la París-Roubaix, el pasado 13 de abril , donde terminó en el puesto 117. Si se confirma la sanción, el castigo podría aplicarse con efecto retroactivo desde esa fecha. Pero si logra demostrar su inocencia, el reto será mayúsculo: limpiar su nombre y encontrar un equipo que confíe en él tras esta crisis .