Tras la entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), varias franqucias vieron la oportunidad de replicar su negocio en México. Entre ellas, una de las más prominentes fue Waldo’s, que en 1999 abrió sus primeras puertas en Baja California , prometiendo a los consumidores un alivio para la economía familiar con una vasta gama de productos a un precio único e inmejorable.
Waldo’s no fue una invención mexicana, sino la expansión internacional de una empresa joven incluso en su país de origen. La compañía madre, Waldo’s Holdings, se había consolidado apenas un año antes, en 1998, con los empresarios Scott Beck y Robert Rowling como sus principales accionistas.
Con una estrategia agresiva para competir contra los grandes supermercados, la subsidiaria mexican

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