La exposición digital en edades cada vez más tempranas preocupa seriamente a los profesionales de la salud infantil. Las pantallas han irrumpido en la vida de los niños antes incluso de que desarrollen las bases neurológicas esenciales para procesar el entorno.

La neuropsicóloga y coordinadora de la clínica Emooti, Nerea González , analiza en una entrevista con OKSALUD q ué efectos puede tener este impacto prematuro, qué señales deben vigilar las familias y cuál debe ser el papel activo de padres, docentes y pediatras.

PREGUNTA.- ¿Qué efecto tienen las pantallas sobre el desarrollo del cerebro infantil en las primeras etapas de vida?                                                        RESPUESTA. - Según los estudios realizados, la exposición a pantallas a una edad temprana puede generar alteraciones en la formación de redes estructurales y funcionales del cerebro. Esto implicaría que funciones neurológicas que en ese momento están en pleno desarrollo, se vean alteradas o modificadas.

Un ejemplo son funciones tan básicas como la integración visual (espacio, color, tridimensionalidad, profundidad, etc.), la cual se da en los primeros años de vida, no se realicen bien, y den lugar a problemas de desarrollo visual. Esto puede significar una disminución de conductas exploratorias del entorno y con ello, una estimulación ambiental menor que genera retrasos en el neurodesarrollo (cognitivos y emocionales).

P.- ¿A qué edad es recomendable que los niños empiecen a interactuar con dispositivos digitales y durante cuánto tiempo?
R.- Existen estudios que predicen que cuanto más temprano es el uso, peor es el pronóstico en relación a los problemas de retraso en el desarrollo de comunicación, resolución de problemas, calidad del sueño, lenguaje, atención, etc.

Según la OMS, no se recomienda la exposición a pantallas a niños menores de 18 meses, entre los 18 y los 24 meses sólo en presencia del adulto y sólo contenidos supervisados y de cierta calidad. Si bien, la recomendación en España de la AEP (asociación española de Pediatría), es evitar la exposición hasta los 6 años. Otras entidades internacionales nos dicen que entre los 2 y 5 años se puede limitar a 1h al día, siempre en compañía del adulto, co-visionando con ellos y no utilizarlas en las horas previas al sueño.

P.- ¿Qué diferencia hay entre un uso pasivo (ver vídeos) y uno activo (usar apps interactivas) en el desarrollo cognitivo?
R.- En el uso pasivo, los niños están reduciendo sus oportunidades de estimulación y aprendizaje. Reciben información que no se fija fácilmente en la memoria puesto que dicha información no es vivencial, y sabemos que la memoria aprende de la experiencia mucho más que del aprendizaje dirigido.

En el uso activo con aplicaciones, se mejora esa parte del aprendizaje experiencial, pero depende de cómo esté diseñada la app, puede presentar varios problemas. El primero, no hay limitación de respuesta, el niño o niña entiende que puede contestar las veces que necesite, volver a empezar o terminar cuando desee. Esto va en contra del desarrollo de funciones como la autorregulación de la atención o de las emociones.

Y, en segundo lugar, no hay contingencia social, el niño obtiene un feedback de la respuesta, pero esto no lleva implícita la comunicación posterior o el análisis emocional del feedback que puede dar un adulto y, especialmente, un adulto que es figura de referencia (madre, padre, abuelos, etc.). Permite el «toqueteo» constante, generando que la atención no pueda focalizarse bien en un solo estímulo.

P.- ¿Puede el uso temprano de pantallas influir en habilidades clave como la atención, la memoria o el lenguaje?
R.- El uso temprano de pantallas afecta a todas las habilidades cognitivas, especialmente porque el sistema nervioso se estructura siguiendo un orden jerárquico de capacidades, si las más básicas son alteradas (por ejemplo, como decíamos previamente, las funciones visuales), las que se desarrollan posteriormente pueden verse afectadas.

El cerebro tiene el poder de compensar y aprender de la experiencia, si bien, si la estimulación que recibe es incompleta, tiene muchas más probabilidades de cometer errores en los desarrollos posteriores. Según estudios realizados, el uso temprano de pantallas suele generar problemas de atención y lenguaje fundamentalmente, pero cuando existen problemas a estos niveles, la memoria se ve funcionalmente alterada.

P.- ¿Qué tipo de contenidos digitales pueden considerarse beneficiosos en etapas de aprendizaje infantil?
R.- Existen apps muy bien diseñadas, así como videos, que permiten realizar estimulación cognitiva controlada gracias a cuidar muy bien los estímulos que presentan, el orden de estos y el tiempo de exposición. También gracias a que cuidan el tipo de respuesta que se exige del menor, así como las recomendaciones que generan para su acompañamiento.

P.- ¿Qué señales deben preocupar a las familias respecto al uso excesivo o inadecuado de dispositivos?
R.- Si el niño muestra una conducta agresiva o se muestra irritable cuando se retira el dispositivo, o presenta cualquier retraso madurativo en su desarrollo.

P.- ¿Qué papel juegan padres, docentes y pediatras en la educación digital saludable de los niños?
R.- Todos jugamos un papel esencial, puesto que todos los adultos somos modelos a seguir para un niño o niña, más sus padres o sus docentes. En el caso de los sanitarios, quizá su papel es la detección temprana de problemas relacionados con un mal uso digital.

P.- ¿Cómo pueden convivir el aprendizaje tradicional y el digital de forma equilibrada y eficaz?
R.- El aprendizaje tradicional puede utilizar el digital para enriquecer sus métodos, pero seguir utilizando su estructura fundamental. La forma de transmitir contenidos puede cambiar, pero siempre debe estar dirigida y limitada por el adulto, y no otorgar el poder de la respuesta sólo al niño y esperar que el feedback sea automático e igual para todos.

P.- ¿Qué impacto han tenido los cambios tecnológicos postpandemia en el uso de pantallas entre los más pequeños?
R.- Las crisis siempre dan lugar a que se descubran oportunidades y desafíos, el problema es que la comodidad que genera el uso digital hizo que no se volviera después a niveles previos de uso. Impactó directamente en los hábitos que establecieron las familias y en el ejercicio parental.

P.- ¿Un consejo para padres?
R.- El uso que demos los adultos a la digitalización, impactará en el modelo que seguirán nuestros pequeños.