El olor a excrementos, los animales exóticos y los de consumo humano se mezclan en un punto de venta que tendrá que cerrar por orden judicial antes de 2026

El olor a excrementos es denso en la zona de venta de animales del mercado de Sonora . El mismo lugar donde fue al kínder, durmió y ha trabajado desde hace cuatro décadas Sandra Rodríguez. Como sus abuelos y sus padres, ella vende aves vivas. “Es un trabajo honesto y honrado”, explica la mujer de 46 años rodeada de jaulas con pollos, gallos, palomas y codornices.

Su negocio tendrá que cerrar por una orden judicial, motivada por un amparo de la asociación animalista Va por sus derechos, que determina que vender animales vivos en mercados de la capital es ilegal . La sentencia, emitida el pasado agosto, obliga a la alcaldía Venustia

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