España tiene aproximadamente 2.200 especies endémicas . Hay aves, mamíferos, insectos que forman parte del equilibrio ecológico y evolucionan en hábitats muy concretos, y si hay un grupo del que poco se habla, es el de las plantas.
En este caso, la especie no hace ruido, no caza, ni mucho menos molesta; sólo existe en silencio, en Andalucía , concretamente en Málaga y Cádiz, y muy pocos saben distinguirla del resto de coníferas.
Esta es la especie endémica de Andalucía que casi nadie distingue
La especie endémica que muy pocos pueden diferenciar en Andalucía es el árbol Abies pinsapo . Este puede alcanzar los 30 metros de altura, tiene una forma piramidal perfecta, hojas en espiral como una hélice y una copa tan densa como simétrica.
Crece de forma natural sólo en tres sierras del sur peninsular : Sierra de las Nieves, Sierra Bermeja y la Sierra del Pinar en Grazalema. Sus poblaciones son pequeñas, fragmentadas y en riesgo, aunque llevan siglos allí.
El pinsapo vive exclusivamente en altitudes entre los 1.000 y 1.800 metros , en zonas umbrías, con suelos calizos y bien drenados. Se aferra a las laderas más frías y húmedas de ciertas sierras de Málaga y Cádiz, donde encuentra el equilibrio que necesita para crecer.
Curiosamente, ha logrado adaptarse en algunas zonas de La Rioja o Zaragoza, donde las lluvias son escasas pero mejor distribuidas a lo largo del año.
¿Cómo se diferencian los pinsapos en Andalucía?
La que se conoce en Andalucía no es una sola, sino distintas variedades de Abies pinsapo que se han ido diferenciando según la zona. En Sierra Bermeja aparece la bermexa , con rasgos intermedios entre la forma marroquí y la andaluza. En Tolox, Istán o Yunquera, las piñas muestran una mezcla de brácteas acuminadas y otras más hendidas, lo que indica mestizaje.
En Grazalema, donde crece la variedad conocida simplemente como pinsapo , predominan las formas retusas, más abiertas y redondeadas. Todas comparten origen, pero cada una ha evolucionado de forma distinta en función del suelo, la altitud o el aislamiento.
¿Cómo sobrevive esta planta endémica en un entorno tan cambiante?
A pesar de su imagen robusta este árbol necesita humedad constante en los meses clave (de marzo a octubre) y no lleva bien los veranos secos, a menos que tenga sombra y agua suficiente.
La etapa de floración se da en primavera , mientras que las piñas alcanzan su madurez en otoño. Cada dos años, aproximadamente, produce más fruto del habitual, en un ciclo conocido como vecería . Esto significa que no todos los años hay semillas en cantidad suficiente para asegurar una regeneración constante.
A esa irregularidad se suman otros problemas: muchas semillas no son fértiles , y las plántulas que logran germinar suelen fracasar por la falta de humedad en los meses clave. Además, los incendios y el aislamiento entre bosques reducen su capacidad de recuperación y adaptación.
Si un día caminas por la Sierra de las Nieves o por Grazalema, detente un momento y mira con atención, puede que ese abeto que está en la sombra no sea uno cualquiera.

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