En México, la pobreza se volvió un negocio político. Ya no se combate, se administra desde el poder.
Un grupo político ha logrado adueñarse del dolor ajeno, construyendo un monopolio de la pobreza que les permite lucrar con la necesidad y silenciar cualquier intento de ayuda que no venga de ellos.
Han hecho creer que solo el gobierno puede “salvar” al pueblo, mientras con la otra mano roban el dinero público y lo reparten como si fuera propio.
Ese es el verdadero monopolio de la pobreza: solo ellos pueden ayudar, solo ellos pueden repartir, solo ellos pueden hablar del pueblo. Si alguien más, una organización civil, una empresa o incluso otro partido intenta involucrarse, lo bloquean o lo descalifican.
Porque no les interesa erradicar la pobreza, sino controlar la gratitud. Quieren que

JUÁREZ A DIARIO

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