La reciente emboscada -porque no ha sido la primera y ojalá sea la última- en que fueron víctimas de las balas de criminales personas inocentes, entre ellos menores de edad, lastimó a los chihuahuenses profundamente.
Ahora fue Guachochi, pero ha sido Juárez, Chihuahua, Nuevo Casas Grandes y, en otras entidades, estas atrocidades ocurrieron en ciudades de Sinaloa, Baja California, Guanajuato, Veracruz, Coahuila o el Estado de México. Si me apuran, ha ocurrido en todo el país.
Esos famosos “códigos” de la mafia, que respetaban a la familia, se quedaron en el olvido. Hoy, para los criminales, no importa si son niños o adolescentes las víctimas. Las balas matan inocentes. Matan sueños.
Lo que ocurrió en Guachochi, recientemente, es lamentablemente, ya es una fotografía cotidiana en todo el

 El Diario de Juárez

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