Yahora, a agotar legislatura. Es el deseo principal de la dirección nacional del Partido Popular. Ayer, Alberto Núñez Feijóo apremió a Vox a tener altura de miras para no bloquear la sucesión de Carlos Mazón, que un año después de la tragedia de la dana, que también arrasó su crédito político, entonó un «no puedo más». Pero Santiago Abascal eludió despejar una incógnita muy simple: ¿qué hará su grupo cuando llegue la hora de la investidura?
A pesar de la insistencia de la prensa, no quiso responder al interrogante y, sin embargo, optó por la crítica a Feijóo, por «entregar un chivo expiatorio» y darle a la izquierda «un balón de oxígeno». Aunque la demoscopia es tozuda: el balón de oxígeno, más bien, era la continuidad del presidente valenciano. En el PP hay quien ironiza: «Pues qu

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