La dimisión de Carlos Mazón es solo a medias: no dimite de presidente sino que seguirá ejerciendo el cargo "en funciones" hasta que PP y Vox pacten un sustituto. Y no dimite de diputado para no perder la condición de aforado. Esta decisión política es una de las pocas ocasiones en que la inmensa mayoría de la sociedad se pone de acuerdo: nadie, ni sus votantes, querían ya a Mazón. Precisamente por eso, su renuncia se daba por hecha y el PP no lo mantendría de cabeza de cartel para la reelección, el foco se gira hacia Feijóo: ¿cómo es posible que lo haya mantenido como la primera autoridad del País Valenciano un año después de la comilona o lo que fuera en El Ventorro con 229 muertos en los manteles? Derechas e izquierdas no discrepan mucho sobre la dimisión. Pero hay discrepancias de

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