Cd. de México.- "¡Fuera, fuera, fuera!", fue el grito que se repitió ayer en Uruapan y en Morelia, dirigido al Gobernador de Michoacán, el morenista Alfredo Ramírez Bedolla, tras el asesinato del Alcalde Carlos Manzo.

En el sepelio de Manzo, asesinado a balazos la noche del sábado en la plaza central de Uruapan, municipio que gobernaba, Ramírez Bedolla fue recibido y despedido con gritos e insultos. Incluso una mujer le dio una bofetada.

Pero lo principal fue el reclamo de que saliera del lugar de la velación y que renunciara el Gobierno estatal.

Más tarde, luego de una marcha por las calles céntricas de Morelia, centenas de manifestantes irrumpieron en el Palacio de Gobierno y rompieron muebles, ventanales y realizaron destrozos en la sede oficial.

Las exigencias de los manifestante

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