La guerra en Colombia ha tomado un giro alarmante con el uso creciente de drones por parte de grupos armados. Estos dispositivos han permitido a las guerrillas llevar la delantera sobre las fuerzas militares y la policía, que carecen de las herramientas necesarias para contrarrestar estos ataques. La legislación colombiana limita el uso de drones por parte de las fuerzas del orden, permitiéndoles solo para defensa y espionaje, lo que ha resultado en la pérdida de la superioridad aérea. El comandante Andrey Avendaño, del Frente 33 de las Farc-Ep, explica que “ya no es ejército contra ejército, no necesita ir al lugar. Usted, desde un computador, y desde un dron, maneja todo lo que quiera manejar”. En una entrevista con la reportera Salud Hernández-Mora, Avendaño detalla cómo los drones han estado en el mercado colombiano durante aproximadamente ocho años y su uso se ha intensificado en regiones como Cauca, Putumayo y Catatumbo. “Los drones tienen una inmensidad de daño. Los que tiene el ELN y que ha lanzado contra las unidades nuestras son casi que una bomba lanzada desde un avión. Si a usted le agarra una bomba de esas, lo despedaza”, advierte Avendaño. La reportera muestra el impacto devastador de estos ataques, que dejan cráteres enormes en el suelo, evidenciando la letalidad de los drones. Avendaño también menciona que el manejo de drones ha sido aprendido de manera empírica, incluso a través de videos en YouTube. “La demora es despegar”, señala, y enfatiza que “esto no se va a parar por una ley. Esto va a seguir funcionando”. Los drones, que provienen de Estados Unidos o China, tardan alrededor de un mes en llegar al Catatumbo y su costo oscila entre 100 y 150 millones de pesos. Avendaño concluye que “esa guerra tan costosa solo la mantienen la coca y la minería ilegal”, y destaca que el ELN es la guerrilla más rica de la región, financiándose también a través del secuestro extorsivo y fondos provenientes de Venezuela. La situación en Colombia se complica, y el uso de drones marca un nuevo capítulo en el conflicto armado, donde la tecnología se convierte en un arma decisiva en manos de los grupos ilegales.