Un impacto de meteorito de proporciones colosales, desconocido hasta ahora, sacudió Australia hace unos 11 millones de años. La prueba de este violento suceso no se encuentra en una cicatriz visible sobre el terreno, sino en unas diminutas esferas de vidrio halladas en el sur del país. Bautizadas como ananguitas, su descubrimiento plantea un enigma mayúsculo para la comunidad científica: ¿dónde está el cráter que lo originó todo? Este tipo de sucesos no son aislados en la historia del cosmos, donde constantemente se registran .
Además, la composición química de estas ananguitas resulta única y las distingue de otras tectitas —vidrios formados por impactos— de la región. Presentan una cantidad de dióxido de silicio inferior a la habitual y, en cambio, una mayor concentración de óxidos de

La Razón

New York Magazine Intelligencer
The List
Ideastream
Raw Story
Detroit Free Press
IMDb Movies