El alto incumplimiento tributario hace que tanto el Gobierno nacional como las jurisdicciones provinciales y municipales se vean obligados a recurrir a moratorias impositivas para mejorar las castigadas recaudaciones del fisco.

Sea por un cambio de Gobierno o por variaciones en el ciclo económico, cualquier motivo da lugar a una nueva moratoria -siempre antipáticas para las y los ciudadanos cumplidores-, bajo denominaciones de lo más eufemísticas, tales como la de regularización de deudas y otras que apuntan a disimular su verdadera esencia.

Pareciera olvidarse, muchas veces, que un buen régimen fiscal debe partir de la base de que las y los contribuyentes perciban a los tributos como una prioridad en la asignación de sus obligaciones.

Y ese es un problema generalizado en la Argentina,

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